La banca para inmigrantes propuesta intenta apoyarse en los locutorios, reconociendo en ellos el enorme atractivo que ejercen sobre el público objetivo y no viéndolos como competidores, se emplea el locutorio como una extensión de sus muy pocas sedes autónomas, instalando en ellas cajeros automáticos.
La sede principal, de este modo, esta concebida como centro en donde recibir asesoramiento financiero, negociar y en donde poder hablar sobre dinero.
El banco propuesto, pasando por su modelo digestión y su imagen corporativa, hace alusión directa a transacciones monetarias operadas a través de la comunicación verbal en diferentes idiomas.
Partiendo de la base de que los efectos de imagen corporativa y los espacios son en su mayoría medios no audibles, se les quiere conferir la capacidad de ser escuchados y de hablar, por lo que se recurrió a lo que se considera un ejemplo de expresión gráfica: el cómic, manga, la ilusración de propaganda o la viñeta, intentando analizar los recursos que emplean para hacerse no solo audibles, sino para transmitir caracterizaciones personales e incluso historias a partir de elementos abstractos.


De la misma manera en que un mismo plano plegado provee de suelos y cubiertas (o límites horizontales) a las viñetas y genera espacios habitables y recorribles, se diseñaron piezas de mobiliario que partiendo del mismo principio pretende ser superficies en donde poder sentarse, apoyarse, leer alguna información relevante, y que a su mismo tiempo, colocándolos en posición vertical, hacen la función de estantería, para colocar los folletos informativos.


Para solucionar el problema de los grafitis en esta zona céntrica de Barcelona donde está situada la sede, se recurrió a plantillas con los diferentes logos de la compañía para tapar cada grafiti con ellos.
Proyecto realizado en colaboración con Felipe Araujo, Egue y seta.
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